Alejandro Vanoli está a horas de convertirse en el primer funcionario eyectado del Gobierno nacional. Cercano al kirchnerismo, el economista fue el receptor de las mayores críticas de la Casa Rosada por el operativo especial para pagar a jubilados y beneficiarios de las asignaciones sociales ya que podría haber agravado la pandemia de coronavirus debido a las largas colas y las demoras en una fría jornada. Pero no sólo le suscriben ese error político y hubo un hecho que colmó la paciencia de Alberto Fernández.
Antes de la Anses, Vanoli había sido el presidente del Banco Central hasta 2015, en la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Estuvo al frente de las políticas monetarias del país entre octubre de 2015 y el final de gestión.
Este hincha de Racing Club y partidario del keynesianismo, ocupó diversos cargos técnicos en la Comisión Nacional de Valores, el Banco Central y el Ministerio de Economía.
Las versiones apuntan que llegó al Gobierno nacional apadrinado por el entonces Secretario de Comercio del Interior, Guillermo Moreno.
En 2006, Néstor Kirchner lo puso al frente de la Comisión Nacional de Valores, y durante su gestión se aprobó la ley de mercado de capitales. Luego, Cristina decidió que fuera el reemplazante del mendocino Juan Carlos Fábrega en el BCRA y, aunque su mandato vencía en 2019, presentó la renuncia ante la gestión entrante de Mauricio Macri.
Desde el Gobierno nacional, había sido apuntado como el principal responsable del malogrado operativo de pago a jubilados y beneficiarios de las asignaciones, mientras se procuraba que la población cumpliera con el aislamiento obligatorio para evitar el contagio de coronavirus. Largas colas, demoras en los bancos, desmayos, frío. El operativo tenía las condiciones para agravar la pandemia en todo el país.
La demora en las designaciones
No es lo único que le achacan. Le adjudican demoras en la designación de 50 directores en las empresas donde la Anses tiene intereses, ya que cotizan en la Bolsa de Valores, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Es el caso de Techint, donde todavía se encuentra un director nombrado por el macrismo, Miguel Ángel Toma, en momentos en que la constructora propiedad de Paolo Rocca decidió el despido de más de 1.400 empleados debido a la crisis sanitaria y la paralización de la obra pública