A diferencia de cuando fue mencionado por empresarios brasileños en la megacausa Lava Jato, por el pago de sobornos para la construcción del soterramiento del tren Sarmiento, ayer Javier Sánchez Caballero sí reconoció que pagó coimas al gobierno de los Kirchner, tal como fue revelado en los cuadernos en los que el exchofer Oscar Centeno detalló la ruta de los dólares que recibían los funcionarios de manos de contratistas del estado.
Sánchez Caballero fue el CEO de Iecsa y mano derecha de Ángelo Calcaterra, dueño de la constructora y primo del presidente Macri. Tras quedar envuelto en la investigación de Odebrecht, por sus ramificaciones en la Argentina, la empresa fue adquirida en 2017 por el grupo empresario que comanda Marcelo Mindlin, dueño de Edenor, que lo desplazó y ubicó en ese lugar a su hermano Damián.
El hombre de 63 años es conocido en el mundo de la construcción por su gran capacidad de generar buenos vínculos con los gobiernos de turno. Esto le valió suntuosos contratos a la firma que estuvo en el ojo de la tormenta en más de una oportunidad. Había desarrollado su perfil ejecutivo en Sideco.
Desde ayer, tras la validación del juez Claudio Bonadio del acuerdo que firmó el empresario con el fiscal Carlos Stornelli, el futuro judicial de Sánchez Caballero es incierto.
Entre los relatos del chofer de Roberto Baratta, que recaudaba dinero que era entregado a Julio De Vido y al matrimonio Kirchner, el nombre de Iecsa y Sánchez Caballero se repitieron, al menos, una decena de veces. Una de las últimas fue del 4 de agosto de 2015. Era el martes previo a las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) que comenzarían a mostrar el fin del gobierno kirchnerista. Sánchez Caballero no sabía que el primo del dueño de la firma sería presidente cuatro meses después.
Entre los relatos del chofer de Roberto Baratta, que recaudaba dinero que era entregado a Julio De Vido y el matrimonio Kirchner, el nombre de Iecsa y Sánchez Caballero se repitieron, al menos, una decena de veces. Por eso, el empresario preparó una bolsa con más de un millón de dólares que le entregaría a uno de los recaudadores de Baratta, y lo llevó a Nelson Lazarte, secretario de Baratta al subsuelo del hotel Hilton, que comparte estacionamiento con el edificio contiguo, donde nos esperaba el señor Sánchez Caballero y le entrega una bolsa que contenía 1.250.000 US$ (un millón doscientos cincuenta mil dólares) y regresamos al Ministerio", escribió Centeno en el cuaderno ocho, el único que no llegó a completar. Hace un año, exactamente el 3 de agosto de 2017, en una entrevista dijo que no podía creer el "pantano" en que se encontraba. Explicó que toda su vida siguió reglas éticas férreas, pero que ahora exejecutivos de Odebrecht devenidos "delatores premiados" en Brasil pretenden enchastrarlo en el supuesto pago de coimas por el proyecto para el soterramiento del tren Sarmiento e insistía en que él no había participado ni sabía nada.
El 28 de marzo de ese año se reunió con el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, hoy detenido por la compra irregular de trenes a Portugal y España.
Mientras que en abril de ese mismo año se reunió en el Ministerio de Planificación con Rafael Llorens, el exsubsecretario Legal de la cartera que conducía De Vido.
Llorens también fue detenido por orden del juez Claudio Bonadio en la causa que investiga los pagos de coimas que realizaba Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta.
Fuente: El Tribuno