Juan Manuel Urtubey ingresa antes de tiempo al auditorio de la Universidad de San Pablo-T de Tucumán. Saluda a sus autoridades; también a los estudiantes y se estrecha en un abrazo con el ex gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner. Habla con dirigentes locales como el diputado Pablo Yedlin o el ex diputado de Barrios de Pie, Federico Masso. También cruza palabras con el secretario de Relaciones Internacionales de Tucumán, Jorge Neme, y con el presidente de la FET, Héctor Viñuales. Antes, durante y después se prestó al diálogo con los presentes. Aunque diga que no, ya está vislumbrando su protagonismo para las elecciones del año que viene. “No lo sé; no lo sé”, dice al iniciar su charla en el marco del Ciclo “Estrategias Políticas 2019”, organizada por la casa de altos estudios. Y continúa: “estoy enfocado en la necesidad de construir un espacio que permita a la Argentina salir del lugar en donde está”. Ese espacio es Alternativa Federal, el movimiento que arrancó con aquella foto que compartieron Juan Schiaretti, Miguel Pichetto y Sergio Massa, y que luego se amplió con más referentes y hasta gobernadores, como es el caso del tucumano Juan Manzur. A criterio del salteño, ese espacio intenta romper la dinámica de la confrontación.
-¿En qué etapa está?
-En la de construir una alternativa superadora. Ahora si a eso le ponemos nombres propios antes de empezar, eso será visto como que el tamaño del espacio político va a ser similar al de una cabeza. En términos prácticos, no será útil y, en términos de la demanda social, tampoco. Entonces, debemos construir el espacio y luego discutir cuáles serán los candidatos competitivos. De mi parte, tengo una obsesión desde hace mucho tiempo: despersonalizar la política en la Argentina. Creo que estamos enfermos de personalismos. Creo que hay que ir hacia una idea de un sistema de gobierno parlamentario. Claro está que todos los dirigentes políticos tenemos la vocación de ocupar la mayor responsabilidad de gobierno.
-¿Cree que la Argentina está preparada para aceptar la figura de un primer ministro?
-Yo creo que sí, porque claramente con el actual mecanismo (la figura de un jefe de Gabinete de ministros) fracasamos. La idea que había durante la reforma constitucional de 1994 era menguar la figura del hiperpresidencialismo.
-Pero el país se caracterizó por ese hiperpresidencialismo...
-Y así nos está yendo. Si tomamos un punto de referencia a 1853 hasta estos días, de las 20 economías más importantes del mundo desde entonces, la peor es la Argentina. Evidentemente nuestro sistema, que siempre fue así, está mal porque no está funcionando. Por eso y por otros motivos más siempre fuimos distintos. La política cambió en el mundo y me parece que no sólo la Argentina, sino todo el mundo, va a vivir un largo tiempo con los gobiernos de minorías. De hecho, el año que viene, gane quien gane las elecciones, no habrá mayoría parlamentaria. Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? Generar condiciones no solo para obligar a los consensos, sino también para quitarle dramatismo al disenso.
-¿Cree que al país le hace falta mirarse más al espejo para saber dónde está parado respecto de otros de la región y dejar de lado eso que algunos llaman el gran karma de los 70 años, de políticas y economías cíclicas?
-Eso de los 70 años les atribuyo al presidente (Mauricio Macri) y a los funcionarios de Cambiemos, que aluden a la existencia del peronismo. No coincido con eso. Si se sientan a mirar la perfomance en términos económicos y sociales, el descalabro empieza a operar a mediados de la década de 1970. Hasta el 74, tuvimos una Argentina con niveles de pobreza del 4% y niveles de deuda casi inexistentes. Mirá cómo estamos ahora. Podemos decir, así, que tenemos 40 años de fracaso sostenido y sistemático. Y sí tenemos que mirar hacia otros países. Está bueno hacerlo con Chile, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia o México. Y aquí, no obstante, buscamos comparar el sistema educativo y decimos que es horrible respecto de Finlandia. En Finlandia están llenos de finlandeses; nosotros, de argentinos. Aún comparándonos con Latinoamérica, nos está yendo mal. Por eso planteo que esto no se arregla un poco mejor con lo que hacemos, sino que debemos hacer algo distinto.
-¿Qué significa hacer algo distinto? Da la sensación de que siempre se intenta cubrir baches, se incrementa el endeudamiento y ahora, como vimos en el informe de la Universidad Católica Argentina, ha crecido la pobreza...
-El 51% de los niños son pobres aún. La infantilización de la pobreza es la peor hipoteca que está pagando la Argentina y si no avanzamos en la resolución de eso, el país no tendrá sustentabilidad social, no a largo, sino a mediano plazo ¿Qué hay que hacer? Generar consensos y políticas de Estado en la Argentina. La falta de confianza en el país se verifica en la caída de la moneda. El problema es económico, pero es más profundo cuando no hay confianza, porque somos un país con bajo umbral de institucionalidad, en donde las reglas de juego cambian, en el mejor de los casos, cada cuatro años, y hay veces que se lo hace en meses. Más vale que cambiemos porque este país va hacia la disolución absoluta.
-¿Por qué cree que la dirigencia no se puede sentar en una misma mesa a debatir las políticas públicas?
-Porque la lógica de la construcción nuestra es el disenso. Cuanto más fuerte es el grito, cuanto más se pelea con el que está al frente, tengo más prestigio ante la sociedad. Así se construyó poder en la Argentina desde tiempos inmemoriales. Me parece que las sucesivas crisis y los sucesivos fracasos y disoluciones del país empiezan a abrir nuevos espacios, en los que la gente valora más los consensos, las construcciones comunes. Más vale que los políticos estemos más atentos a lo que la sociedad pide, si no los políticos vamos a seguir gritando por el canal Volver, mientras la gente mira la realidad en HD, en otros lugares. Eso me parece que está pasando.
-El PJ definirá su estrategia electoral el 22 de febrero y su titular, José Luis Gioja, ha dicho de que Cristina Fernández estará dentro. ¿Qué opina?
-Digo lo que pienso. Es importante que haya una construcción política no personalista, ni para estar a favor ni para estar en contra. El planteo no es con quién sí y con quién no, sino qué queremos hacer. Creo que con el peronismo solo no alcanza, sino que hay que trabajar con otros sectores para garantizar la institucionalidad en la Argentina, para garantizar las reglas de juego clara para captar más inversiones para nuestro país, para combatir la corrupción de manera total y absolutamente inflexible y para las profundas reformas en materia de seguridad pública saliendo de este absurdo de la ideologización de la seguridad nacional, que seguimos discutiendo con parámetros de la década del 70. La Argentina de hoy es otra. Tenemos muchos prejuicios que correr. Si la ex presidenta quiere trabajar en esta sintonía y someterse a estas reglas de juego, me parece buenísimo; mi percepción es que no lo hará. Cada uno deberá resolver lo que quiere hacer. Tratemos de imaginar una Argentina con convicciones y principios y luego llenemos los casilleros con personas. Si no, estaremos haciendo lo mismo de siempre y eso no me interesa.
-¿El PJ volverá a ser gobierno el año que viene?
-Sí, pero te repito, no me imagino con un solo partido político. Creo que la Argentina se encamina hacia un gobierno de coalición, por aquello que planteaba de que no hay mayorías en el mundo. La lógica del funcionamiento de la sociedad moderna no admite esas mayorías. En este nuevo orden mundial no existe un gobierno de partido, sino de coalición. A este gobierno le va mal, a pesar de toda la ayuda y de la colaboración que se le ha dado desde la oposición, porque no le alcanza con la concepción de un grupo o un sector. Hay que ampliar.
-¿Cómo se le transmite el mensaje a la sociedad de que hay alternativa, una suerte de Pacto de la Moncloa para gobernar, si los candidatos dicen una cosa y luego no cumplen?
-Estoy convencido de que la desilusión del pueblo argentino es tan grande porque este gobierno había generado, en ciertos sectores, una idea de cambio y hoy se sienten defraudados. Es cierto también que la mayoría que confió en esa alternativa de gobierno lo hizo porque no quería volver a lo anterior. Entonces, el gran desafío que se presenta es llenar ese espacio que ya se está creando. Hay una enorme demanda de una tercera vía. El tema es que todavía no hemos podido dibujarla con nitidez. El mensaje que queremos transmitirles es que en la Argentina no haya enemigos. La lógica de la pelea de unos contra otros no es nueva; viene desde hace muchos años. Por eso digo que es hora que empecemos a revertir eso. La sociedad está pidiendo un cambio. O cambia la dirigencia o nos llevarán puestos.
Receta de político
La cuota de suerte
El gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey recordó a Juan Domingo Perón cuando se le consultó sobre qué necesitaba un dirigente para lograr llegar a la meta. “La suerte es lo básico de todo”, contestó entre sonrisas. Y le agregó: “pero si esperamos el tren, en el andén tenemos que estar en posición de tomarlo”. Urtubey insiste en la necesidad de que la dirigencia que aspire a cargos electivos tenga una formación y preparación fundamental para administrar millones de dólares de un país, sino también para conocer la idiosincracia de su sociedad en conjunto.
En la Universidad SanPablo-T, mientras esperaban a Urtubey, el diputado tucumano Pablo Yedlin dialogó con el ex gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner (foto).
También se sumó el dirigente de Barrios de Pie, Federico Masso. El gobernador de Salta se dirigió luego hacia un hotel de la zona del parque 9 de Julio donde mantuvo un encuentro con referentes industriales de la región. Posteriormente, Urtubey emprendió viaje hasta Yerba Buena donde anoche compartió la cena en la residencia privada que el gobernador Juan Manzur tiene en ese municipio. Ambos volverán a encontrarse hoy, de manera oficial, en la Casa de Gobierno, donde se firmarán algunos acuerdos vinculados con el turismo.