Las críticas a la gestión de Sabrina Sansone como secretaria de Cultura caían de todos lados. No causó sorpresa que anunciara su renuncia, primero en un portal web y luego a través de una carta al gobernador Gustavo Sáenz. En estos más de dos años, poco hizo, según lo hacen notar referentes de la cultura. En cambio, optó por generar tensiones y hasta ninguneó a la Orquesta Sinfónica.
“Hoy siento que debemos dar un salto cualitativo, un paso hacia el futuro y actuar de acuerdo a nuestras propias convicciones, valores y principios. Quizás esta renuncia no sorprenda a nadie pero he tomado una decisión: He decidido morir de pie que vivir de rodillas”, escribió Sansone.
Si bien se lo esperaban, en el Grand Bourg en las primeras horas de la tarde no había información oficial sobre su salida. Ella eligió hacerlo en declaraciones a una página web. Más tarde, confirmó a El Tribuno su partida y compartió su presentación, que también estaba dirigida al ministro de Educación y Cultura, Matías Cánepa. La nota tiene fecha del 20 de mayo, es decir del viernes.
“Lamentablemente creo que mi tiempo se acabó, se agotó el momento de ser perseguida, acosada y hostigada por patoteros disfrazados de sindicalistas o sindicalistas disfrazados de músicos”, planteó Sansone en clara referencia a los integrantes de la Orquesta Sinfónica.
“Se acabó mi tolerancia a las extorsiones y condicionamientos de sectores que solo piensan en el beneficio propio por encima del bien común, del mejor bienestar de todos los salteños. Se acabó ver cómo se malgasta el erario público en gente que no valora su trabajo y que le hurta el dinero a todos los salteños sin ningún tipo de remordimiento o culpa y mucho menos a un amor o voluntad a trabajar”, apuntó.
El mes pasado, los músicos habían realizado una presentación en la Secretaría de Trabajo a raíz de distintas declaraciones que realizó públicamente Sansone sobre la Orquesta Sinfónica. Entre otras cosas, afirmó que el grupo no tiene “voluntad de trabajo en relación a los sueldos que percibe” y que no tienen interés en “hacer las cosas como tienen que ser”. También consideró que “cuando uno tiene un sueldo todos los meses, se hace menos artista” y que los haberes de los artistas son “dinero que le sacan al pueblo”.
Sansone, por cierto, no se presentó ante el llamado que hizo Trabajo el 12 de abril pasado. Los integrantes del cuerpo musical de Salta y personal administrativo solicitaban “el cese inmediato de todas las políticas persecutorias y de constante hostigamiento”.
“Esto no es la victoria de nadie aunque así lo quieran contar, esta es mi victoria, trabajar en consonancia a mis creencias y valores es no traicionarme a mí misma, seguramente usarán esta dimisión para generar un relato, para ahondar una grieta, yo la única grieta que veo es la de los honestos y la de los que nada tienen que ver con la honestidad, yo estoy parada siempre con los honestos”, plasmó en su renuncia.
“Se agotó el tiempo de persecuciones y ser juzgada y quemada en la hoguera por mi condición de mujer como si Salta estuviera estancada en el medioevo y la caza de brujas o inquisición no solo estuviera bien vista, sino avalada desde el poder”, añadió.
En 2020 distintos artistas y artesanos, afectados por la pandemia del coronavirus, exigían medidas concretas de asistencia, ya que se habían suspendidos los espectáculos y actividades culturales.
Hace unas semanas, la exfuncionaria también había quedado expuesta tras publicar un polémico video en sus redes sociales donde se quejaba de tener que trabajar un domingo y lo hacía desde la cama. “Bebotea desde la cama”, manifestó la conductora Viviana Canosa.
Ese episodio habría causado un fuerte malestar dentro del Ministerio de Educación y Cultura. Desde ese entonces, la salida de Sansone era cuestión de tiempo.
“Soy Sabrina Sansone, mujer, y artista. Soy Sabrina Sansone, profesora nacional de danzas clásicas y contemporáneas. Soy Sabrina Sansone, secretaria de Cultura, pero ante todo soy Sabrina Sansone una mujer libre; no concibo la vida en general ni mi vida en particular en un estado de perseguida o condicionada, las mujeres somos libres y mi dignidad y convicciones no se negocian, ese es mi límite”, expresó.