Una grave denuncia contra el hospital de Orán acaba de conocerse. Tiene que ver con un supuesto caso de violencia obstétrica del que habría sido víctima una mujer de la comunidad wichí (misión Asamblea de Dios), de Fortín Dragones. Cursaba el sexto mes de embarazo cuando debió ser atendida por dolores y contracciones.
En el nosocomio, aparentemente, sin hacerle controles pertinentes, la habrían llevado al quirófano donde le inyectaron una droga para acelerar el parto. La paciente no habla castellano por lo que sus quejas no fueron ni entendidas.
El bebé nació con extremo bajo peso y se encuentra con riesgo de vida en una incubadora. Pesa 900 gramos, precisó el cacique Rafael Tejerina.
"Estas prácticas de violencia obstétrica lo viven las mujeres originarias por ser justamente silenciadas por una comunicación en lengua hegemónica, lo viven en absoluta soledad por no ser escuchadas e interpretadas en sus modos de comunicación en sus lenguas originarias de la comunidad a la que ellas pertenecen", reclamó Tejerina.