La autonomía de las mujeres, la concepción sobre la vida y las políticas de salud pública son algunos de los ejes que guiaron ayer un debate en El Tribuno sobre la legalización del aborto, a 17 días de que el tema se defina en el Congreso de la Nación. En un intercambio de opiniones marcado por las diferencias, el atraso en materia de educación sexual quedó expuesto como uno de los puntos que puede generar alguna coincidencia.
La cineasta Lucrecia Martel; la médica de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir Macarena Villena; el psicólogo de Profesionales por la Vida Rodrigo Tezanos Pinto y el integrante de Provida Salta y estudiante de filosofía Mauro Rodríguez compartieron sus argumentos a favor y en contra de la ley que la Cámara de Senadores tratará el 8 de agosto.
La norma nacional que establece que la educación sexual debe ser un contenido en las escuelas es de 2006, pero en Salta hubo constantes críticas de organizaciones feministas por las demoras para instrumentarla.
"¿Por qué no se pudo aplicar la educación sexual integral en la provincia, cuando el Estado ya se había decidido a hacerlo en todo el país?", planteó Martel, que en los últimos días se convirtió en una de las caras visibles de las manifestaciones a favor de la legalización del aborto desde Salta.
Rodrigo Tezanos Pinto, que trabaja en un equipo que atiende a mujeres que pasaron por un aborto, consideró que la respuesta puede asociarse a "la idiosincrasia" de la sociedad salteña.
El psicólogo, que está en desacuerdo con la legalización del aborto, opinó sin embargo que el debate "ya generó un cambio", porque ahora el tema está en discusión y hay acciones como una campaña para realizar vasectomías en el hospital San Bernardo. "Yo lo que me pregunto es cuál fue la presencia del Estado", apuntó.
"Tenemos que admitir que fallamos con la educación sexual", dijo Macarena Villena, que es médica de familia y también fundamentó su apoyo a la legalización en el hecho de que muchas mujeres deciden abortar y necesitan contención desde la salud pública.
"Es una problemática existente. Hay que acompañar con políticas de prevención y anticoncepción para que los embarazos sean deseados, pero mientras existan los embarazos no deseados van a existir los abortos", aseguró la profesional.
"La educación sexual que recibí, en el Bachillerato Humanista, es nefasta. No incluía ningún método de anticoncepción, lo cual es inviable. Ni mi generación ni las que me precedieron esperaron al matrimonio para tener relaciones sexuales. Entonces, no estamos dando la información necesaria", ejemplificó Lucrecia Martel.
Mauro Rodríguez, en tanto, consideró que la formación para prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual "debe tener como base la dignidad" y habló de "educación para el amor".
Rodríguez opinó que interrumpir un embarazo es "eliminar una vida humana" e insistió en que así lo definieron desde la Academia Nacional de Medicina. En un intercambio con Lucrecia Martel, le preguntó: "Si en las primeras tres semanas mi mujer fuera al hospital y abortara sin que yo lo supiera, ¿estarías de acuerdo?".
La cineasta insistió en que las mujeres tienen derecho a decidir. También destacó que "las definiciones no son unívocas" y afirmó: "La mujer que no quiere continuar con un embarazo no habla de ese embrión como un hijo".
"Un embrión es una vida pero es diferente a una mujer, que tiene una historia, una proyección de futuro y, probablemente, tiene hijos. El derecho progresivo implica que hay un periodo en que el derecho de la mujer se impone sobre el de embrión. Comparar a esa mujer con un embrión es una demencia de esta sociedad", señaló Martel.
Fuente: El Tribuno