Este 17 de agosto los argentinos recuerdan un nuevo aniversario del fallecimiento del general José de San Martín, revalorizando su gesta que dio la libertad a medio continente. Pero, ¿cómo fueron las últimas horas de vida del libertador de América?
En una nota en diario Clarín, el historiador Felipe Pigna hace referencia a la cuestión. "El sábado 17 de agosto de 1850 era un día desapacible en Boulogne Sur Mer, Francia. El general San Martín almorzó frugalmente. Poco después, sintió fuertes dolores de estómago. Se sentó en su sillón a la espera del doctor Jordan, que lo revisó y decidió quedarse ante la gravedad del cuadro y le sugirió a Mercedes que llamara a una hermana de la caridad para asistir al general", narra Pigna.
El Libertador luego le dijo a su hija: “Esta es la fatiga de la muerte” y le pidió al yerno que lo llevara a su cama. Allí tuvo sus últimos recuerdos. En eso estaba cuando la muerte se lo llevó a las tres de la tarde. San Martín había prohibido que se le hiciera funeral o cualquier otro tipo de homenaje. Pero en su testamento sí dejó algo muy en claro: pedía descansar en Buenos Aires y que su sable fuese entregado a Rosas.
Ya embalsamado, el cuerpo del general fue colocado en un sarcófago y llevado, el 20 de agosto, a la iglesia de San Nicolás, de Boulogne. De allí fue trasladado hasta la catedral de Notre-Dame de Boulogne y en una de las bóvedas de la capilla fue depositado el féretro, donde debía permanecer hasta que fuese conducido a Buenos Aires.
Dolores
La periodista Claudia Peiró, en una nota en Infobae, hizo hincapié en las enfermedades que aquejaron al prócer. Según cuenta, San Martín padeció varias dolencias crónicas, graves por sus síntomas –en especial dolores agudos, por momentos invalidantes-, pero que no implicaban riesgo inmediato de vida. Básicamente fueron tres: asma, gota y úlcera, siendo esta última la más probable causa de su muerte.