Luego que el Arzobispado de Salta intentara resguardarse de la denuncia por abuso sexual contra el sacerdote Emilio Lamas en perjuicio un monaguillo de su Iglesia Juan Carlos García, justificando que la denuncia no se hizo pública porque “todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario”, el denunciante difundió una dura respuesta.
Al respecto, aseguró que sus denuncias no empezaron en el año 2016 sino mucho antes cuando su madre acudió a intentar averiguar qué era lo que había sucedido, ocasión en la que solicitó ayuda a tres hermanas clarisas franciscanas, a algunos de los encargados de apostolados y miembros de la iglesia.
“Al parecer los comentarios llegaron al arzobispado de la provincia, por lo cual el arzobispo de ese momento, Julio Moisés Blanchoud, acude a la parroquia y cita a mi madre a una reunión secreta, donde ella confirma el abuso cometido a mi persona. El resultado de esa reunión fue mi madre saliendo y sollozando, diciendo con los curas no nos metamos,” reza el primer punto del comunicado.
Juan Carlos García, denunciante
En este sentido, cuestionó la actitud de encubrimiento del vicario Jesús Quintana, actual prebístero de la parroquia “Dios Espíritu Santo” del barrio Autódromo, quien en ese momento decidió echarlo de la iglesia por su denuncia, y que encima, el arzobispo Blanchoud le dio un título emérito de Monseñor a Emilio Lamas, haciendo caso omiso a su denuncia y a modo de premio.
“Las denuncias siempre estuvieron sin embargo nunca trascendieron ni se formalizaron por todo lo antes expuesto. La Iglesia se ha encargado, a través del secreto pontificio, de silenciarme. Al contrario de las declaraciones del arzobispado, nunca me alentaron a realizar dichas denuncias,” dijo.
Asimismo, recuerda que el último contacto que tuvo con la Iglesia fue la visita de Alejandro Pezet, actual cura párroco de la Iglesia Santa Rita en Rosario de Lerma, como informante del tribunal eclesiástico, quien le confirmó que el denunciado admitió el abuso sexual y pidió la dimisión del sacerdocio.
“Sin embargo le dieron la posibilidad de seguir en su cargo hasta concluir su misión, aduciendo que de enterarse la población de Villamonte, Bolivia, “sufriría un golpe”. En todo caso, el golpe a la comunidad es el abuso y el encubrimiento de la Iglesia. Pero la iglesia no admite en su comunicado la confesión de Lamas cuando dice que son supuestos abusos,” indicó.
García aseguró, además, que Pezet le ofreció una especie de resarcimiento o reparación económica para que el hecho no trascendiera, resguardando la “buena fama” de ambos. “La Iglesia se contradice cuando expresa que me alientan a denunciarlo públicamente mientras me hacen jurar guardar el secreto. El comunicado del arzobispado vuelve a encubrir los casos de abuso,” afirmó.
Finalmente, exigió justicia y poder llegar a la verdad para que ningún niño o niña padezca este sistema de ocultamiento. “Que la justicia civil salteña llegue a fondo con mi caso y los otros que puedan surgir,” concluyó.