Desde el Jardín de los Laureles, donde a principios de 1900 se producían plantas de exterior, follaje y arreglos florales en un gran jardín, con una producción básica con invernaderos, pasando por el nacimiento del amor entre los jóvenes Elisa Salguero (23) y Federico Ebber (25) en 1916 y la apertura de Florería EBBER en 1919, las flores bajo ese nombre marcaron una historia en Salta. Así se convirtió en un tradicional comercio que atravesó generaciones más allá de las modas. Como un designio del destino, Federico llegó de Eslovenia con un título que acreditaba su cualidad de jardinero letrado. Vino a cambiar su historia buscando nuevas oportunidades, haciendo crecer e innovando en el negocio de las flores con enriquecedores viajes a Europa de donde trajo bulbos y semillas para ampliar la producción en los terrenos aledaños a la ciudad. Un casco de 2500 m2 ubicado sobre calle España entre Sarmiento y Adolfo Güemes, más una zona de producción en avenida San Martín al 1900, y dos fincas en San Lorenzo y Vaqueros, fueron el centro de producción de ramos y arreglos que estuvieron a la orden del día para ser entregados en fechas especiales como muestra de sentimientos que muchas veces no son expresados verbalmente. En 100 años, las generaciones Ebber vieron el incremento de una celebración que hoy ya es una tradición sin fronteras, y se aprestan entusiastas con las típicas rosas -preferentemente rojas- o los “arreglos primaverales”, que van ganando terreno para homenajear el amor de la mano de un enamorado.
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