Un grupo de salteños se solidarizan con los que menos tienen: son jóvenes del barrio Joaquín V. Sola que abrieron las puertas de una casa a aquellos que se encuentran en situación de calle y no pueden hacer la cuarentena obligatoria contra el coronavirus bajo techo.
En la vivienda conviven nueve hombres que tienen entre 20 y 40 años. Los acompañan los administradores del hogar que brindan contención, alimentación y entretenimiento para pasar estos días de aislamiento.
Rodrigo Chilibay y otros tres compañeros son los operadores de la casa denominada Red Puente ubicada en Mitre 2203. “Estamos trabajando hace tres años, donde le brindamos desayuno, almuerzo y merienda. Trabajamos en reinsertarlos en la sociedad mediante el trabajo, donde hacen talleres de inglés, carpintería, bijouterie, ajedrez, entre otros”, explicó Chilibay a LA GACETA.
Interno David preparando el almuerzo - Foto: LA GACETA
Por su parte Luciano Pantoja llegó a Red Puente para colaborar junto con otros jóvenes en la ayuda de reclutamiento o auxilio de quienes se encuentren en situación de calle: “hace más de un año que estamos repartiendo comida a los `más olvidados´ en el Parque San Martín. Ahora con la aparición de la pandemia, decidimos abrir esta casa 24 horas para ayudarlos, ya que no forman parte del sistema lamentablemente y no tienen donde refugiarse”, relató el joven.
Pantoja, quien confesó que también estuvo en una situación de vulnerabilidad, reflexionó: “soy un pibe de abajo que ha trabajado toda su vida ayudando a la familia, hoy, me toca poder estar en una posición donde puedo ayudar a otro” y agregó: “apelamos al corazón de la persona, porque no contamos con los recursos que puede tener el Gobierno. Es el aporte de los vecinos que pueden colaborar con alimentos enlatados, mercadería, ropa, colchones o frazadas”.
Foto gentileza de Luciano Pantoja
La convivencia en tiempos de cuarentena:
Josué tiene 36 años y quedó en situación de calle, hace dos meses que está en Red Puente donde le brinda un colchón y techo para pasar los días con mayor comodidad. “Nosotros hacíamos carpintería, pero no pudimos continuar por lo de la cuarentena. Ahora estamos juntos entreteniéndonos para pasar estos días”, indicó a LA GACETA.
Con respecto al aislamiento que deben cumplir y las medidas de higiene, Daniel Flores contó: “no es fácil, porque cada uno tenía su rutina. Ahora cada uno pone su parte para tener una convivencia sana. Sabemos que se puede salir hasta la puerta y anda más”.