“Usted, ¿va a abrir un negocio?”, dice la mujer mirando de costado. Hasta que llega hasta sus propias sospechas al vernos preguntar acerca de precios y hojas: “¿O es un gendarme?”. A partir de ahí, solo quedan suspicacias.
A pesar de que en Salta la hoja de coca es de uso masivo y cotidiano, se trata de un producto de comercialización prohibida. Argentina se encuentra adscripta a la Convención Única de Estupefacientes de 1961 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde se pone a la hoja de coca entre las sustancias prohibidas por ser dañina la salud pública. Sin embargo, el masticar hojas de coca (acullicar) es legal desde 1989 -y luego de décadas de persecución infructuosa contra su consumo-, cuando se promulgó en el país la ley de estupefacientes Nº 23.737. A pesar de que por primera vez el uso consuetudinario de una “sustancia prohibida” revertía el concepto de una ley internacional, nunca, por razones obvias, se legalizó su comercio. En este gris legal ha crecido un comercio poderoso en todo el NOA, del que viven muchas personas e incluso hay marcas registradas.
“El cuarto de ‘coca común’ está a $300. El de ‘hojeada’ a $400 y el de ‘paceña’ a $500”, dice la mujer, que tiene su negocio frente al Mercado de Cofruthos. En la frontera de Salvador Mazza y Pocitos -desde donde llega la coca que se consume en la provincia-, el precio del kilo de “coca común” creció hasta los $800 y a $1.300 el de “seleccionada”. Valores similares se constatan en La Quiaca-Villazón, otro punto de ingreso de la hoja.
"Le ganamos apenas”, dice doña Pastora, que tiene su puesto sobre la avenida de Villa Mitre. “Pero ya van a bajar los precios porque en Todos los Santos comienza la cosecha y entonces va a haber más producto”, se esperanza. Actualmente en la frontera no son muchos los comerciantes bolivianos que reciben pesos argentinos, que tiene una diferencia de 17 B. por $100, luego de la debacle del dólar. “No es problema de Bolivia: allá el taxi sigue saliendo 10 bolivianos como hace 10 años”, dice. “Yo sigo coqueando igual”, confiesa Rubén al hablar de la suba de precios. “Es como el cigarrillo, que cuesta más, pero uno igual sigue con el vicio”, argumenta. En uno de los negocios de San Silvestre, marca embolsadora de coca, el paquete de 20 gramos de “común” se eleva a $60 y es la más chica que se vende. En el mismo negocio, el cuarto kilo de “común” se eleva a $350. “Yo sigo coqueando igual”, asegura José. “Le pido a un pariente que me traiga de la frontera”, explica. Hasta un cuarto por persona es permitido, el excedente es requisado por Gendarmería. “A $1.300 el kilo puesto aquí, ¿cuánto se necesita para una bolsa de 20 kg?”, se pregunta Viviana, del Mercado San Miguel. El temor recorre los puestos. ¿La economía será más fuerte que la prohibición y logrará desaparecer el coqueo? Ahora lo veremos...
Hojas viajeras de las Yungas a Salta
En 2013 el consumo de la hoja de coca considerada alimento, medicamento y ritual, fue despenalizada por la ONU. Hasta entonces, ningún gobierno boliviano había hecho gestiones para modificar ese estatus, hasta la llegada de Evo Morales al poder. Sin embargo, para despenalizarla la ONU estableció cupos para plantaciones destinadas al consumo. Cupos que Evo Morales extendió unilateralmente el año pasado. A pesar de esto, desde agosto de este año se registraron enfrentamientos entre campesinos y militares ante los intentos de erradicación de plantaciones que se hicieron al margen de esas reglamentaciones y cuya producción se considera destinada al narco. Con muertes y persecuciones, estos sucesos también se esgrimen a la hora de hablar sobre el precio de la hoja en el NOA. El vacío legal de su comercio en nuestro país impide la cuantificación de las hojas ingresadas. La Dirección General de Comercialización e Industrialización de la Hoja de Coca (Digcoin) de Bolivia enfatiza en que no controla la salida de esa planta al exterior. Para el exviceministro de Coca y Desarrollo Integral Dionisio Núñez, hasta el 25% de la producción yungueña es llevada a Argentina y otra cantidad, que no precisa, al norte chileno y suelo brasileño. La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) aclara que no es de su competencia controlar el ingreso o salida del arbusto -sino del Viceministerio de Coca y Desarrollo Integral, a través de la Dirección General de la Hoja de Coca e Industrialización-; sin embargo, tiene conocimiento de que la hoja de los Yungas, en La Paz, traspasa las fronteras para llegar a mercados de comunidades fronterizas de Bermejo, Yacuiba, La Mamora y Villazón.
Cifras para una hoja milenaria
¿Cuánto ingresa?
Según la socióloga Silvia Rivera Cusicanqui, de la Universidad de San Andrés, más 1.200 toneladas al año ingresan a la Argentina.
Miles de años
a evidencia más antigua registrada del coqueo estaba completamente establecida en el SO de Ecuador en el año 3000 a-C.
Muchas variedades
En Salta se comercializa la hoja en muchas variedades: común, seleccionada, hojeada, machucada, yungueña, bolivianita, etc.
Cuántas hay
Las más cultivadas: Erythroxylum coca o Huánuco; E. coca ipadu, o amazónica, E. coca novogratense o colombiana y E. coca truxillense.