SOCIEDAD

El empoderamiento femenino, clave para salir de la crisis económica

El empoderamiento femenino, clave para salir de la crisis económica

El Líder Frente Renovador, Sergio Massa posteo en su perfil de la red social Linkedin una nota en la que expresa que el empoderamiento femenino es clave para salir de la crisis económica.

La igualdad de género es un derecho humano y por eso debemos tomar medidas valientes para transformar las condiciones materiales y simbólicas que generan prácticas discriminatorias contra mujeres y niñas.

Estamos convencidos de que el progreso de la Patria vendrá del progreso de las mujeres, porque cuando el número de mujeres ocupadas y con altos niveles educativos aumenta, las economías crecen. Son diversos los estudios que señalan que si se logra la igualdad en la incorporación al mundo laboral, el PIB global anual aumentaría en 28 billones de dólares para 2025.

La participación de las mujeres ha aumentado progresivamente en los últimos 30 años. Casi un 67% de las mujeres argentinas forman parte de nuestra fuerza laboral, pero nuestra nación se encuentra aún por debajo de países como Uruguay donde un 80% trabajan. Lograr la incorporación del resto de mujeres es vital para la recuperación económica.

El empoderamiento de la mujer también es una oportunidad para el sector privado. Las empresas que proporcionan oportunidades a las mujeres en cargos de liderazgo, aumentan su eficiencia organizacional y su rendimiento económico. Tener una cultura inclusiva también permite atraer y mantener el talento que necesitan para competir en el entorno empresarial actual, la diversidad es pues la clave de la competitividad.

Sin embargo, en Argentina, la participación de al menos una mujer en la alta dirección es del 58% y del 23% en cargos sénior, indicadores que se encuentran por debajo del promedio de América Latina, donde es del 65% y 30%, respectivamente.

En nuestro país los desafíos aún son muchos. La masculinización del mercado laboral tiene una tendencia creciente.

Las mujeres ganan menos que los hombres, dado que perciben ingresos que, en promedio, son un 26,2% menores que los de los varones. Esta brecha se profundiza en el mercado informal, alcanzando el 34,7%.
Además, ocupan puestos de trabajo más vulnerables, de baja remuneración o subvalorados. De cada 10 personas que se encuentran en situación de informalidad laboral, 5,4 son mujeres y 4,6 son varones.

Uno de los principales condicionantes para el acceso de las mujeres al mercado laboral es la responsabilidad desproporcionada que tienen con respecto al trabajo no remunerado de cuidados que prestan a otras personas. En Argentina, mientras las mujeres destinan 6,4 horas diarias al trabajo doméstico, los varones destinan solo 3,4 horas. 

La participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones no solo tiene un impacto económico. Su participación en el diseño y aplicación de las políticas públicas impacta favorablemente en la vida de las familias, de las mujeres y de la sociedad en general.

En el Parlamento argentino, las mujeres ocupan el 38,9% de los asientos, en el Gabinete de Ministros, el 17,4% y, en la Corte Suprema de Justicia, de las cinco vocalías, solo una es ocupada por una mujer. Esta situación se replica en los fueros federales, donde solo el 34% de los nombramientos realizados entre 2000 y 2018 de nuevos jueces, defensores y fiscales, fueron de mujeres.

En este sentido, los retos que requiere nuestra democracia son muchos.


Una revolución cultural para romper los estereotipos de género

La violencia contra la mujer y las niñas está relacionada con la inequidad, la falta de empoderamiento y la discriminación, así como con la existencia de normas sociales que prescriben determinados roles para varones y mujeres en la sociedad, consintiendo la vigencia de las masculinidades negativas.

 En 2018, hubo en nuestro país 259 femicidios. Y en 2019, sólo en el mes de enero y febrero se registraron 54 crímenes contra mujeres. Es decir, un femicidio cada 26 hs. A pesar de esto, el presidente Macri tomó la decisión de desfinanciar los programas de prevención y lucha contra la violencia de género.

Los esfuerzos para la prevención y la erradicación de la violencia doméstica deben dirigirse con gran énfasis a la educación y una política de tolerancia cero. Porque para que las mujeres no sean tratadas como objetos y puedan tener las mismas ambiciones que un varón se requiere, no solo modificar las leyes, sino también la cultura y las conciencias.     

El feminismo como política de Estado

Estamos trabajando en un programa para combatir las desigualdades desde tres frentes:

-         el del trabajo remunerado, garantizando la equidad de ingresos ante el cumplimiento de las mismas tareas y la implementación de políticas efectivas contra el techo de cristal,

-         en la distribución del trabajo doméstico. El Estado tiene un rol indelegable en la provisión de servicios de cuidado,

-         en la educación y construcción de una nueva cultura de género basada en la equidad. 

Para eso se requieren mejores leyes, presupuestos y políticas públicas para las mujeres y su completo desarrollo e integración

Otro gran desafío es fortalecer el sistema de justicia. La experiencia nos muestra que el acceso equitativo y la aplicación efectiva de las leyes son un recurso imprescindible para la garantía de los derechos de las mujeres.

Todos tenemos mucho por ganar si avanzamos hacia la verdadera igualdad.
Por eso queremos otro Gobierno, comprometido con la libertad y el desarrollo pleno de todas las mujeres y niñas argentinas.



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