Hay fenómenos socioculturales que además de existir por efecto del espacio- tiempo en el que acontecen, adquieren volumen por efecto de la estacionalidad. En esta parte del hemisferio, es lo que ocurre ahora alrededor del mayor consumo de alcohol y los jóvenes ante la cercanía de la primavera-verano y el tiempo de más previas y boliches por las fiestas de fin de curso y los viajes de egresados. En otras latitudes, ocurre un fenómeno similar ante épocas de frío e inviernos largos. Lo que es común al mundo entero es la cada vez más creciente preocupación de los padres, por dos motivos, el aumento en el consumo, el tipo de bebida -más bebida blanca que cervezas y las mezclas- y la baja en la edad del consumo.
Claramente lo expresó a Infobae el doctor Carlos Damín (MN 81.870), jefe de Toxicología del Hospital Fernández y experto y presidente de la Fundación FundarTox: "El efecto del alcohol está subestimado". Y agregó: "Las manifestaciones de las intoxicaciones alcohólicas se ven con el tiempo, sobre todo si éstas se producen en adolescentes, ya que en ese caso el impacto es sobre cerebros que están en formación. Hasta los 21 o 22 años los cerebros todavía se están desarrollando".
En nuestro país, el consumo de alcohol en niños y adolescentes ha ido en aumento: 7 de cada 10 alumnos de nivel medio han tomado alguna vez en la vida y casi 6 de cada 10 (57,8%) de los mayores de 15 años lo han hecho en el último mes. Por este motivo, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) se pronunció de manera contundente sobre este problema, recomendando que los menores de 18 años no consuman alcohol.
“La enzima que metaboliza el alcohol en el hígado funciona correctamente recién entre los 18 y los 20 años, por lo que las borracheras en los adolescentes son más agudas y dañinas para sus neuronas”, explicó la doctora Graciela Morales, médica pediatra y del equipo de adicciones de la SAP.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el exceso de alcohol en los más jóvenes reduce el autocontrol y aumenta los comportamientos de riesgo como las relaciones sexuales no protegidas y –además– es una de las principales causas de lesiones, violencia y muertes prematuras.
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por los estudiantes de enseñanza media en todo el país, según reveló el último informe del Observatorio Argentino de Drogas (OAD). Cada vez hay más evidencias científicas de que el consumo recurrente de alcohol afecta diversos órganos y es el responsable de trastornos que pueden ir desde una disminución de las defensas y arritmias, hasta provocar hipertensión, cirrosis hepática y cáncer de hígado, entre otras enfermedades.
Desde la SAP desarrollaron cinco consejos para promover que los chicos crezcan saludablemente, sin que la bebida sea un problema:
1-Inculcarle valores desde niños. La realidad es que diversas actitudes, como la tolerancia a la frustración, el cuidado de las pertenencias y el aprender a compartir son algunas de las cualidades que contribuyen a una juventud saludable.
2-Ocupar el rol de adulto responsable. Tomando el caso del alcohol, si bien perfectamente se puede beber en cantidad moderada en una reunión social o con las comidas, se debe transmitir que éste es un consumo controlado y espaciado.
“Hoy, la cultura los impele al exceso, y los fines de semana muchos toman hasta el coma alcohólico, con los riesgos para la salud que esto implica. Además, pueden ser víctimas de accidentes de tránsito”, subrayó la licenciada Narváez.
3-Proponer una relación asimétrica. Los padres no deben intentar ser 'amigos' de sus hijos, sino que son quienes deben marcar los límites.
"Si los progenitores están de acuerdo con el consumo, se subvierten los roles y el chico se confunde. Es probable que, a pesar de la negativa, el adolescente consuma igual, pero lo hará sabiendo que está desobedeciendo a sus padres", comentó la licenciada Adriana Narváez, psicóloga y del equipo de adicciones de la SAP.
4- Generar un vínculo en el que haya diálogo. El padre no debe ser ni muy autoritario ni permitir cualquier conducta. Se debe buscar una relación en la que el chico le pueda transmitir sus sentimientos, miedos e inseguridades y en la que los papás le puedan hacer entender que se preocupan por su salud y su bienestar.
5-Fomentar su seguridad y madurez. Es importante aceptarlos como son, valorar sus avances y darles responsabilidades para que puedan tomar su propio camino y desarrollarse.
"Los grandes temas a los que los padres les deben prestar atención son los consumos abusivos, la violencia y las relaciones sexuales de riesgo. Todos estos pueden ser abordados a partir del diálogo y con una crianza presente y sana por parte de los cuidadores", detalló la doctora Morales.
Lupa sobre la marihuana
Desde la SAP, también destacaron el aumento en el consumo de marihuana. Lo que preocupa a la sociedad de expertos no es solamente este hecho, sino que el cannabis no cuente con condena social: fumar un 'porro' se banaliza y es visto como divertido, dejando de lado las consecuencias graves que puede traer a la salud de los adolescentes.
"Suele ocurrir algo similar con el alcohol: muchos padres que han experimentado con marihuana en la adolescencia prefieren que sus hijos fumen en su casa e inclusive con ellos, evitando así que consuman en algún lugar peligroso o desconocido", explicó la licenciada Narváez.
Según los resultados del "Sexto Estudio Nacional sobre consumo de Sustancias Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media" realizado por SEDRONAR, la marihuana es la sustancia ilícita de mayor consumo entre los jóvenes escolarizados. El trabajo mostró que casi 1 de cada 10 (8,6%) niños de entre 12 y 17 años consumió marihuana alguna vez en la vida, y el 2,7% lo hizo durante el último mes.
Como marco del consumo abusivo se inscriben algunas tendencias negativas entre los jóvenes, una es la que se llama "atracón del alcohol o binge drinking". Se trata de un consumo compulsivo en el menor tiempo posible. La idea es que la bebida 'pegue' rápido, entonces hacen mezclas descabelladas con bebidas de graduaciones de alcohol altísimas y ahí sin dudas aparece el ansiado 'golpe'", resumió a Infobae la médica psiquiatra y experta en adicciones Geraldine Peronace.
La tendencia del “atracón del alcohol” es muy peligrosa entre los jóvenes: mezclan bebidas de alta graduación alcohólica hasta que aparece el ansiado “golpe” que los puede llevar hacia un coma alcohólico. (iStock)
"El alcohol es la droga legal que lidera el consumo entre los jóvenes", señaló el experto Carlos Damín y marcó como muy preocupante la edad temprana en la que aparece el consumo de alcohol: "Hoy los chicos empiezan a tomar alcohol a partir de los 11 años".
Qué hacer ante una borrachera aguda
En el caso de una emergencia, en la que un adolescente bebió demasiado y se descompuso, desde la SAP recomiendan llevar adelante los siguientes pasos:
Hablarle. Así, se evita que se quede dormido. Es importante que mantenga el foco de atención.
Ubicarlo de costado. De esta manera, si el chico vomita, no corre riesgo de ahogarse.
Abrigarlo. Una de las complicaciones más graves es la hipotermia, por lo que es importante mantener su temperatura corporal.
No bañarlo. En ocasiones, para despabilarlo, los amigos creen que es una buena idea que se duche. Sin embargo, esto no es recomendable porque también predispone a la hipotermia.
Consulta médica. Si el joven no mejora con las primeras medidas, solicitar asistencia médica inmediata, incluso trasladando al paciente a la guardia médica más cercana.
Teniendo en cuenta de que el alcohol es parte de la cultura y suele ser sinónimo de celebración, Damín aclaró que "es fundamental el consumo responsable. No hay una dosis mínima para recomendar, porque en cada persona eso es diferente. Entran en juego características como el peso, la altura e incluso la dieta", explicó, y fue contundente: "La ebriedad claramente produce efectos neurológicos, sea en un episodio aislado o reiterado".