Cuando desde Nación se creó este bono especial de $10.000, nunca fue concebido para ser entregado a personas que no lo necesitaban y que decidieran cobrarlo y donarlo. Tampoco fue creado para hacer política, ni para que intermediarios lo cobren y decidan a dedo a quien ayudar, dando ese dinero según su criterio.
El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) es una ayuda económica para los hogares que reciben ingresos informales y formales insuficientes, y que han visto disminuidos estos recursos debido a que no pueden trabajar a causa de la emergencia producida por el virus Covid-19.
Ningún funcionario de ninguno de los Poderes del Estado, (ya sea en al ámbito Nacional, Provincial o Municipal) dejaron de percibir sus salarios durante este tiempo.
El sector político uno de los que se considera “privilegiado” en esta situación de crisis económica producto de la pandemia.
Según una concejal de Rivadavia entrevistada por un medio local, que cobró el beneficio, la misma señaló que al dinero lo utilizó para ayudar a familias a las que no les alcanza el dinero.
La edil Antonieta Jimena Ordoñez de Aguaray, aprobada para el IFE, se justificó diciendo que ella se anotó porque una amiga de escasos recursos estaba cansada de inscribirse y siempre era rechazada. Que una vez que le salió el beneficio fue al banco con la amiga, lo cobró y se lo entregó.
Sin dudas, va a ser la explicación o justificación que van a dar los 50 funcionarios del interior de la provincia que solicitaron el IFE, de los cuales más de la mitad llegaron a cobrarlo al menos una vez.
No convence ni justifica
Resulta indignante conocer la cantidad de concejales, un diputado y hasta un intendente salteño que solicitó el IFE, porque no lo merecían. Sus salarios, al ser parte de la Administración Pública, no dejaron de ser depositados cada mes.
El IFE, que se paga con el dinero que pagan todos los argentinos con sus impuestos, no fue creado para que los políticos lo reciban y lo donen a su criterio.
Por más que se justifiquen diciendo que lo donaron, sigue siendo irregular, ilegal y poco creíble. Es un beneficio para la gente que lo necesita realmente lo reciba de manera directa del Estado, sin intermediarios, ni para hacer política.