Han pasado exactamente 50 años desde el día en que Héctor Figueroa Bernal volvió de Córdoba para ejercer en su pasión: la medicina. Hoy, el doctor “Buby” –así le dicen sus amigos- se muestra agradecido por todo lo que ha vivido en estas cinco décadas, junto al cariño inquebrantable de sus pacientes y la fortaleza que Dios le da cada día.
InformateSalta visitó el consultorio de esta eminencia para poder dialogar sobre lo que significan 50 años en la profesión de sanar, tarea que comenzó cuando apenas tenía 22 años. Según contó la medicina “ha sido siempre mi pasión, desde chico siempre me gustó, no me cansa; tengo 72 años y alguna presión para jubilarme, pero es lo que me gusta”.
¿Cuál es el secreto detrás de este aniversario? Para el doctor, “en la pasión está la clave, y en tener una buena base, la medicina no se acaba, todos los días hay cosas nuevas”. Esa renovación también está presente en las nuevas camadas de profesionales y el doctor se muestra feliz ante el buen nivel de los doctores que están comenzando el camino: “Hay buenas camadas de changos nuevos, excelentes”.
El mundo evoluciona, y la medicina no se queda atrás. Justamente, el doctor Figueroa destaca lo sorprendido que ha sido estos cambios, siempre para mejor: “Hubo grandes avances, sobre todo en cardiología y neurología, oftalmología, la robótica… es todo tan evolutivo que, aquello que tenemos hoy, ¡mañana ya será superado!”, expresó.
Pero también está la cuestión de las enfermedades. Habiendo atendido todo tipo de patologías , está preocupado por las dolencias de nuestro tiempo: “He visto muchas enfermedades psicosomáticas, la influencia de lo emotivo en nuestro cuerpo, problemas coronarios, a los problemas no resueltos el organismo les cobra factura”.
Uno de los secretos que lleva consigo el doctor, está en su sangre. “Mi abuela era Martina Güemes de Figueroa, era nieta del Gral. Güemes, así que tenemos algunos glóbulos de mi tátara-tarata abuelo”, contó el chozno del máximo héroe del norte, quien confiesa que nunca quiso ocupar esa “gloria ajena”, sino construir la suya.
Hoy, con 50 años como médico, resumió su satisfacción agradeciendo “al Tata Dios,que me ha premiado demasiado, me dio lucidez y entusiasmo; a mi familia porque me bancó, y a mis padres porque, pobres, me bancaron la universidad; y a mis pacientes, a quienes nunca voy a olvidar y espero que ellos tampoco lo hagan, porque ellos me hicieron lo que soy”.
Tal vez este sea el última año que “Buby” seguirá curando las dolencias de la gente. Necesita descansar y permitirse unos momentos para él, lo siente en su interior. Posiblemente ese tiempo lo dedique a escribir, materia que siente pendiente, y redactar algunas memorias. Tiene muchas historias para narrar.
Fuente: Informate Salta