Esta noche será la prueba de fuego para la ordenanza que justamente prohíbe los fuegos artificiales, pero los que hacen ruido. Si bien la norma, que se sancionó a principios de año, no fue reglamentada y queda en un limbo la definición sobre lo que se considera pirotecnia sonora (ya que hasta una cañita voladora suena), desde la Municipalidad capitalina reafirmaron que harán cumplir con la legislación comunal. La Justicia salteña también ratificó ayer la prohibición, con un fallo que rechaza el amparo que habían presentado los vendedores de cohetes locales con el que pretendían anular las restricciones sobre sus negocios.
Lo que reclamaban los comerciantes de pirotecnia es la regulación de no permitir la habilitación temporaria de los locales para vender sus productos, que para las fiestas de fin de año, hasta esta, pululaban por todos los barrios de la ciudad. Con la ordenanza de pirotecnia sonora cero se limita en la práctica la comercialización de fuegos artificiales, no sonora, solo en los negocios que funcionen todo el año para tal fin.
Hubo hasta marchas de los microemprendedores que aprovechaban Navidad y Año Nuevo para hacer unos pesos extras con la venta de cohetes en locales temporarios. La Municipalidad se mantuvo firme y siguió adelante con la normativa que busca proteger a las personas afectadas por distintas patologías, como el autismo, y mascotas que se ven gravemente perjudicadas por los estruendos de los cohetes. La Justicia resolvió en esa sintonía.
Algunos de esos comerciantes de temporada esperaban ayer en el Centro Cívico Municipal que las habilitación de sus locales de "manera permanente", pero, según se quejaron, desde el área de Control les ponían trabas.
Fundamentos
El juez de la Sala VI del Tribunal de Juicio, Guillermo Pereyra, rechazó la acción de amparo en contra de la Municipalidad de Salta presentada por ocho empresarios de venta de pirotecnia con el argumento principal de la competencia de la comuna para regular la actividad comercial.
"Los trámites de habilitación para una actividad comercial son materia y competencia municipal inexcusable y quedan inmersos en la doctrina del sometimiento voluntario a un régimen determinado en la medida que no ha existido cuestionamiento previo, privando de legitimidad entonces a la observación o tacha ulterior", explica el fallo del juez.
Según el magistrado,"la única razón invocada" por los amparistas para pedir la habilitación temporaria de los locales de venta de fuegos artificiales "es el tiempo y la cercanía de las fechas de mayor venta de productos de pirotecnia".
"El apremio invocado solo obedece a la oportunidad de promover los trámites administrativos sin tener en cuenta la premura que a turno de comparecer se esgrime con razón", respondió Pereyra.
Recordó, además, que los amparistas "tampoco cuestionaron oportunamente y por el medio procesal correspondiente la decisión" de la Muni cipalidad.
Onda expansiva
La discusión por el uso de la pirotecnia sonora se trasladó de la capital salteña hacia otras ciudades de la provincia.
El Concejo Deliberante de General Güemes, por ejemplo, también sancionó una ordenanza similar para prohibir ese tipo de fuegos artificiales. Sin embargo, la normativa tiene algunas zonas grises que dificultan su aplicación.
“Hemos detectado puntos que son contradictorios entre sí; esta ordenanza no prohíbe la venta de pirotecnia, solo la regula, pero con parámetros que son difíciles de controlar, como el nivel de decibeles o el diámetro de la boca del mortero. Por esa razón este año seguramente deberemos soportar el uso de fuegos de artificios, de todas maneras vamos a realizar los controles previstos por la ordenanza”, explicó el director de Control y Bromatología de Güemes, Sebastián Martínez.
A todo esto, la Fundación Pedacito de Cielo, que atiende a niños con autismo, junto con AGAN, una entidad dedicada a la protección de animales, sumado a la colaboración de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad local, elaboraron un programa de actividades tendientes a generar consciencia en la comunidad sobre los daños que el uso de bombas de estruendo genera en niños con autismo, personas mayores en estado de vulnerabilidad y en las mascotas, especialmente los perros.