En Salta, donde en menos de una semana murieron tres nenes wichi por falta de comida y agua, se registró una de las tasas de mortalidad infantil más alta del país: en 2018, hubo 10 muertes de menores de un año cada 1.000 nacimientos, según el último informe del Ministerio de Salud de la Nación.   

Este número de muertes de bebés salteños sigue siendo elevado en relación a la mayoría de las provincias del país y, sobretodo, muy disímil al promedio nacional. Con esta tasa, Salta se encuentra entre las cinco jurisdicciones más vulnerables para los infantes, después de Corrientes (12,8), Formosa (11,3), Tucumán (11,2) y La Rioja (10,2) .

La media nacional, en tanto, fue de 8,8 muertes de niños cada 1000 nacimientos, en 2018. 

A fines de noviembre pasado, cuando se conocía la muerte por desnutrición de Fredi, un nene de la comunidad originaria de Misión el Chañar, el exgobernador Juan Manuel Urtubey dijo que lamentaba la defunción del niño pero a la vez se jactó de haber disminuido la mortalidad de chicos menores de un año durante su gestión.

En aquel momento, el exmandatario responsabilizó a “todos” por este tipo de decesos e informó una cifra de mortalidad infantil (9,6) muy distinta a la que detalló el Ministerio de Salud de la nación.

Si bien en los últimos años, la tasa de mortalidad de bebés en la provincia fue a la merma (al igual que en el resto del país), nunca dejó de estar entre los distritos más críticos. Salta sigue siendo una las cinco provincias donde hay más riesgos de muerte en niños de hasta un año.