El miércoles en la tarde, un local comercial dedicado a la venta de imágenes religiosas en el acceso a la galería ubicada en Buenos Aires 88 fue blanco de pegatinas y pintadas. La manifestación que se estaba llevando adelante buscaba escrachar a un coordinador de la agencia Travel Rock acusado de abuso. Las oficinas de esta agencia de viajes están en el segundo piso de la galería. Cuando las manifestantes intentaron ingresar, los encargados de seguridad cerraron las puertas y les impidieron el paso. Como método de protesta, algunas jóvenes realizaron pintadas con aerosol y pegatinas en las vidrieras.
La acción se concretó sobre uno los frentes de la galería, donde se ubica una santería.
Ayer, la dueña de este local comercial expresó su preocupación a este medio y realizó una denuncia policial, además de pedir acciones de seguridad más concretas desde el Estado.
Ayer a la tarde el local ya estaba limpio y sin pegatinas. Solo en una de las columnas se podían ver algunas letras escritas con pintura negra. Emilia Méndez, dueña del local destacó que la limpieza se realizó en la mañana de ayer, ya que luego de la marcha, los efectivos policiales les pidieron que dejaran todo como estaba.
"La policía tomó las fotos y recién nos permitieron limpiar", expresó la mujer. La dueña de la santería aseguró que, en un primer momento, no entendía qué era lo que estaba pasando. Luego las manifestantes intentaron ingresar a la galería y los encargados de seguridad cerraron el edificio.
"Fue ahí cuando comenzaron a pintar la calle y a pegar cartelería en nuestra vidriera. Luego el sereno les reclamó por la pintura. Lo empujaron y cayó sobre la vidriera. Había ocho policías mientras esto ocurría y no hicieron nada", sostuvo la mujer, que además detalló que en el frente de su local pegaron la foto del hombre al que acusan de violación.
"Algunos clientes nos llamaron para preguntar de qué se trataba. Pero y los que no nos conocen y ven estas fotos, van a creer que el abusador es parte de mi comercio", afirmó preocupada.
"Más seguridad"
Emilia expresó que entiende el reclamo de las participantes de la marcha del miércoles pero teme que la próxima vez el daño sea aún mayor. En el momento de la marcha, la empleada que trabaja en el local se encontraba con su sobrino de 2 años, que comenzó a llorar mientras veía desde todo desde adentro.
Ayer a la mañana, entre varios de los encargados de los locales se dispusieron a limpiar la vereda y la vidriera de la santería. "Todavía está medio raspada, hay que limpiar un poco más, pero se logró sacar toda la cartelería", afirmó Emilia.
La dueña del local volvió a expresar su temor y preguntó a los representantes del Estado si cada vez que haya una manifestación ocurrirá lo mismo. "Esto queda en la nada. Se hizo la denuncia, pero desde la Policía les dijeron que esto seguía su curso. La verdad es que queremos más seguridad", reiteró.
Día perdido
En la galería todavía lamentan que la del miércoles haya sido una tarde perdida, ya que durante al menos cuatro horas no se logró reactivar la actividad comercial en los locales y las ventas fueron nulas.
Los encargados de los otros locales de la galería dijeron que las pintadas y pegatinas se realizaron solo sobre la santería.
"El otro local del frente vende artesanías. Será que nos pintaron a nosotros porque tenemos que ver con lo religioso", agregó Emilia Méndez.