"Quería decir que no al aborto para que se conozca la otra cara de la moneda", dijo al llegar a El Tribuno. Mientras buscaba insistentemente la tarjeta (que nunca encontró) en el saco, se presentó: Roberto Leopoldo Terrone, notario jubilado, 73 años.
El hombre llegó a este medio anticipando su postura y se sumó a la polémica que por estos días copó toda la agenda mediática. El 8 de agosto los senadores deberán decidir si le darán vía libre al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, si lo rechazan o realizan algunas modificaciones.
Una puja que se definirá en el Congreso, pero que se coló en las casas, las oficinas, los hospitales, las universidades y hasta en los lugares donde suelen mantenerse al margen de los temas sociales. Los sermones contra el aborto comenzaron en Pascuas y se replicaron en los últimos días en las misas de escolares en la Catedral.
La historia que cuenta el escribano Terrone para justificar su postura se remonta a 20 años atrás aproximadamente. "18, 20, 22", dijo el hombre intentando recuperar aquellos años.
"Tenía un amigo joven, de apellido Martínez que tenía como 20 años. Me ayudaba en la escribanía, él era gestor. Tenía una novia que con el tiempo engendró un bebé, él me contó que quería abortar", comenzó su relato.
Ante la decisión, que tomó como ofensa, por la religión que profesa se opuso. "Yo soy de la fe religiosa católica, apostólica romana y dije no al aborto", contó. "Le dije que me hacía cargo de que tenga al chico", añadió orgulloso.
La situación fue vivida como una oportunidad que Dios le ponía en el camino para poder vivir una paternidad "prestada". "Soy una persona que siempre ha estado soltero porque me gusta viajar por el mundo así que esta situación la tomé como algo divino porque yo no tenía hijos", manifestó. Así fue y llegó a sentir a ese bebé como si fuera suyo.
Terrone recordó que mediante los pedidos de su amigo realizaba las compras y luego se las hacía llegar. Guarda el recuerdo "patente" del tarro metálico de una leche en polvo. "Yo lo alimentaba", aseguró.
Los años transcurrieron y el lazo se mantuvo a través de algunas reuniones compartidas o por quedar al cuidado del niño. Recuerda que al llegar a la mayoría de edad, el joven quiso entrar a la marina pero no pudo. A pesar de intentar ayudarlo mediante sus contactos militares, el ingreso del joven se frustró debido a que no pasó los exámenes físicos de la fuerza.
"Lo último que supe es que era chofer de colectivos urbanos. Después perdí el contacto", se lamentó Roberto.
"Yo no estoy de acuerdo con el aborto, interpreto que es un asesinato. Las partes, el varón y la mujer, que han engendrado esa criatura deben asumir ese compromiso de criarlo y sino dárselo a sus padres o a algún pariente para que lo eduque. Hay muchos casos en que los chicos han sido criados por los abuelos o un tío ", lanzó Terrone, considerando eso como una buena opción para los "jóvenes que no quieren asumir la responsabilidad".
Consultado por los argumentos de los que están a favor del proyecto del aborto, quienes se amparan, entre otras cosas, en la cantidad de abortos clandestinos y muertes de mujeres registradas a pesar de la penalización, respondió: "Lo mejor de la vida es la vida. Lo mejor del mundo es vivirlo".
Fuente: El Tribuno