El reclamo de los remiseros es simple. Piden controles sobre las agencias que les alquilan licencias para trabajar. La denuncia de los choferes profesionales por los contratos leoninos que padecen de los dueños de remiseras es histórico y nunca hubo una solución. Es por eso que los choferes quieren volver a manifestarse mañana ante la falta de respuestas del organismo que regula el transporte impropio en la capital salteña: la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT).

La amenaza quizás no surta efecto para la AMT pero, seguramente, sí lo hará para los miles de salteños, entre ellos alumnos de escuelas primarias, que el jueves pasado se vieron perjudicados por el bloqueo del tránsito de 12 horas que hicieron más de 200 remiseros sobre la avenida San Martín.

Si bien desde la Unión de Conductores y Remises y Afines de Salta (UCRA), que agrupa a los choferes, aún no han definido la modalidad de la medida de fuerza del martes, se puede descontar que, si se realiza, será a la misma escala de la última. Más aún tras el desplante que hicieron los funcionarios de la AMT el viernes pasado ante el reclamo de los trabajadores del volante, cuando se declararon "incompetentes" para resolverlo en una reunión que mantuvieron con dirigente de la UCRA.

El titular de la AMT, Federico Hanne, declaró que los reclamos por los contratos irregulares de los agencieros deben realizarse ante la Justicia. Delegó, de esa manera, toda la responsabilidad y consecuencias de un litigio al trabajador que debe enfrentar, si sigue la sugerencia de Hanne, al propietario de una remisera del que depende para subsistir.

De igual manera, Hanne sostuvo que los manifestantes tienen otras motivaciones para reclamar. "En el fondo de todo esto lo que se esconde es un interés de querer gestionar licencias y que sean distribuidas a través de estos pseudocabecillas. Lo que hay en realidad es un trasfondo en el que los remiseros pretenden que se les adjudiquen las licencias colectivas que tienen las agencias y se las entreguen a ellos", consideró el funcionario.

La realidad que describen los remiseros es más acuciante que el planteo de Hanne y es que no llegan a fin de mes con las paupérrimas ganancias que obtienen y los gastos que deben afrontar.

En las agencias deben pagar una mensualidad de entre $1.800 y $2.000 por el alquiler de las licencias, pero, según denuncian, deben abonar en negro otros $8.000 en promedio a los titulares de los permisos, quienes parecen ser los únicos beneficiados en un sistema de transporte impropio que está colapsado. Y ese es el principal problema del sector.

Fuente: El Tribuno