José Luis Galli denunció penalmente al Papa Francisco y otras autoridades de la Iglesia Católica por un supuesto caso de “abuso de confianza para obtener ventajas económicas indebidas”.
Juan Carlos Galli, hermano del denunciante, era un reconocido médico de la localidad de Libertador General San Martín (Jujuy) que en los últimos años había empezado a construir una clínica privada.
Cuando falleció, en 2014, la familia descubrió que el edificio había sido “donado” antes de morir, estando ya enfermo. El destinatario de la donación fue el Instituto San Juan Bautista, que encabezaba el sacerdote Agustín Rosa Torino. Otro de los involucrados en la denuncia.
Galli entiende que la donación se hizo en un contexto irregular y por tanto es producto de una “defraudación”, en los términos del artículo 172 del Código Penal, mediando “influencia mentida” entendiendo que la víctima estaba en estado vulnerabilidad absoluta.
Ante estos sucesos, José Luis y sus hermanos enviaron notas a monseñor Luis Teodoro Stockler, obispo emérito de Quilmes y comisario pontificio, y Mario Antonio Cargniello, arzobispo de Salta, pero ante la falta de respuestas también quedaron involucrados en la denuncia.