Néstor Ramón Abalos de 25 años es soldado voluntario hace seis años y en octubre tenia que viajar a Buenos Aires para recibirse de suboficial. Anoche en barrio Norte Grande, donde vive, una bala de goma de la policía de Salta hizo que su vida cambiara por completo luego de perder su ojo izquierdo. 

El joven había salido a hacer unas compras al almacén del barrio y los efectivos le dispararon, sin motivo alguno, desde la camioneta. Al ver que lo habían herido en la cara, se fueron. 

“El me dijo que prefiere morirse al estar sin un ojo, no sabe qué va a hacer y piensa que va a ser una carga para mí. Es muy difícil todo esto y lamentablemente le arruinaron todos sus sueños”, expresó Magalí Vargas, esposa del soldado, en diálogo con LA GACETA. 

La mujer cuenta que el episodio ocurrió a las 23:30 de la noche cuando salió a comprar a dos casas del domicilio de su papá, y que no hubo ningún enfrentamiento con los efectivos quienes cuando vieron que lo perjudicaron se dieron a la fuga. 

Agregó: “tenemos dos hijos, nos arruinaron como familia. Sin su ojo es difícil que le permitan continuar con la carrera. Yo sé que el barrio tiene mala fama, pero en este caso no pasó nada no hubo disturbios”.

Fue intervenido quirúrgicamente y le informaron que no había forma de reconstruirle el ojo porque estaba destrozado

Estuvo en la guardia del hospital Papa Francisco, pero ahí les comunicaron que no había especialistas para que lo atiendan, fue trasladado al San Bernardo donde permaneció hasta las 10 de la mañana, recién entonces lo vio un oftalmólogo.

Fue intervenido quirúrgicamente y le informaron que no había forma de reconstruirle el ojo porque estaba destrozado. La operación era necesaria porque de no realizarla, su ojo derecho iba a ser perjudicado.

“En un primer momento no realicé la denuncia porque solo me interesaba hablar con él. Pero ahora ya la hice en la comisaria primera y en un rato voy a ir a la décima a pedir los nombres de los efectivos que estuvieron trabajando para poder ampliarla. También voy a buscar los testigos que vieron todo lo que pasó”, concluyó Magalí.