Raúl “Willy” Loza tiene 37 años y se encuentra finalizando la carrera de Ingeniería Electrónica en la Universidad Nacional de Córdoba. Salteño, es uno de los responsables del área de integración y ensayos del satélite SAOCOM 1B. Actualmente trabaja en el laboratorio de la Estación Terrena Córdoba, una instalación perteneciente al Centro Espacial Teófilo Tabanera de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El pasado 30 de agosto, los ojos de Argentina se posaron –al menos por un momento- sobre otra noticia que no era la pandemia ni la situación sanitaria: el lanzamiento del SAOCOM 1B, el satélite construido por un grupo de profesionales argentinos, entre los que se encontraba Willy.
Luego de que el satélite fuera puesto en órbita desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, (Florida, Estados Unidos) Loza relató su experiencia y recordó emocionado momentos únicos que lo llevarían a ser partícipe del proceso de construcción de cada mol y componente del satélite.
El joven relató que estando en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNA), participó en el arduo proceso de fabricación de los módulos radiantes. Explicó que el SAOCOM posee siete paneles y cada panel lleva 20 módulos radiantes. “Es decir que se fabricaron 140 unidades, con el objetivo de irradiar energía hacia el exterior, y formar lo esencial de la antena radar de observación”.
Más tarde, en el Laboratorio de Integración y Ensayos de la CONAE trabajó en lo que se conoce como “Sala Diez Mil” -un espacio donde se encuentra controlada la temperatura, la humedad y el número de partículas del lugar- integrando los componentes electrónicos de calidad de vuelo de las placas.
Cabe aclarar que el SAOCOM 1B es un satélite de observación que obtiene y emite imágenes de excelente calidad e información sobre los niveles de agua del suelo, algo fundamental para el agro, y además, permite obtener información sobre la presencia de buques en zonas de jurisdicción argentina.
Una pasión
Willy recuerda que durante su infancia, transcurrida en el barrio Villa Soledad de la Capital salteña, mientras cursaba la primaria en la escuela 25 de Mayo de 1810, “adoraba” hacer réplicas de camiones en madera y alguna que otra manualidad con cartones y plastilinas.
Pero reconoce como una etapa de formación muy importante, su paso por la escuela de educación técnica Alberto Einstein. Mientras cursaba el tercer año, eligió la especialidad en electrónica.
Dibujo Técnico era su materia favorita. “Me encantaba hacer láminas y piezas con diferentes perspectivas” y le gustaba también la parte práctica. Recuerda que hacía mediciones con osciloscopio, generador de funciones y fuente de alimentación; armaba circuitos en placas de ensayo, los alimentaba y evaluaba las señales.
Siempre había intentado ser buen alumno. Había materias que le costaban y les dedicó mucho tiempo. Sobre todo, a la parte de laboratorio: el campo de estudio que siempre le interesó y en el que más adelante se adentraría para formar parte del proyecto SAOCOM.
Y fue con la materia Comunicaciones, en la que terminó de descubrir su verdadera vocación. “En ese preciso momento me comencé a familiarizar con la transmisión de señales por satélite y a conocer cómo era la recepción de esas señales en la tierra”, relata mientras admite que esa fue la materia que lo influyó.
Sería 2015 el año en el que pondría a prueba esa aptitud que le permitiría trabajar durante varios años en el Centro Espacial en Córdoba y en la sede que posee la CNA en Buenos Aires.
“La verdad que es algo apasionante poder estar acá y haber sido parte de este proyecto”, concluye Willy con un tono de victoria, aquella que solo se obtiene con esfuerzo y dedicación.